Por si es de vuestro interés os adjunto información sobre alguos de los actos que se pueden disfrutar antes del fin del mundo.


VIAJES LITERARIOS por JESÚS ÁVILA GRANADOS


“Dueños los templarios de Zeit y de Benet, su gran maestre
Don Pedro Lope de Luna construyó el portal gótico de
San Gregorio, que casi podemos asegurar que fue el primer
portal ojival que se levantó en España, toda una maravilla de este
estilo, colocándole una media luna en su dovela clave, como símbolo
de su apellido”. Esta frase, pronunciada por Pedro Tejedor y
Tello, presbítero del siglo XVII, es de las pocas que se han conservado
relacionadas con el pasado de esta villa.
Beceite es uno de los pueblos más interesantes y, lamentablemente,
desconocidos de la geografía hispana, situado en la comarca
del Matarraña, al NE de la provincia de Teruel, exactamente a 7
km al SE de la villa de Valderrobres, la capital comarcal. La carretera
que separa ambas poblaciones es de lo más atractiva, porque
queda encajonada entre espectaculares acantilados abiertos por
el profundo cauce del río Matarraña; con un túnel abierto en la
roca, junto al cual se alza un puente de piedra medieval que salva
el abismo, y un canal medieval de agua sigue agarrado a la roca.
Sobre nuestras cabezas, el vuelo majestuoso de buitres y águilas.
El pueblo ya no queda lejos.
Como la mayoría de las poblaciones de esta comarca, Beceite
está acurrucada sobre la ladera meridional de una colina; sus casas,
de piedra y tejado árabe, se amontonan dentro de unas murallas,
fl anqueadas de torres, donde el teñido de las campanas de la
iglesia nos retrotraen a los latinos del medioevo; y, como mágico
telón de fondo, las impresionantes cumbres de Los Puertos que
llevan el nombre del pueblo, uno de los Parques Naturales más
interesantes de la geografía hispana; donde el viajero, además,
tiene oportunidad de descubrir bucólicos escenarios de singular
belleza, con el agua como arquitecto natural de un prodigio que
cuesta refl ejar con la pluma. Pero volvamos al pueblo.
Después de visitar la ermita de Santa Ana, que está a la entrada
de la población, aconsejamos se interese por las antiguas
fábricas de papel, cuyos molinos de los siglos XVIII y XIX, aún
se mantienen; uno de ellos, el de Noguera, convertido en marco
de exposiciones de arte. Después de cruzar el segundo puente de
piedra, ya inicia la entrada al núcleo urbano.
AGUAS OCULTAS
El pueblo de Beceite, que se corresponde con la legendaria Intibilis
romana y la hispano-musulmana Abunzeit (tierra de olivos), tiene
una triple dimensión: aérea, terrestre y acuática; al penetrar por
sus íntimas calles, cubiertas de amplios arcos apuntados, parece
como si el reloj del tiempo se hubiera detenido; llama la atención
que, además de las campanas de la iglesia, un sonido peculiar nos
acompaña por todo el recorrido urbano, y es el agua, un agua domesticada
desde tiempos medievales –que, en forma de canales
subterráneos, ya aprovechados por los hispano-musulmanes, y
que los templarios supieron muy bien mantener–, corre con fuerza
por las entrañas de las casas, mostrándose en ocasiones, en oscuras
alcantarillas, fuentes o lavaderos. El pueblo, que en un principio,
estaba formado por dos arrabales: Zeit y Benet, al unirse, a
mediados del siglo XII, darían lugar al nombre actual de la villa.
Beceite es el único pueblo de toda la comarca del Matarraña, en
donde está documentada la presencia del Temple. Precisamente, la
media luna que campea sobre el arco apuntado de la puerta de San
Gregorio, evoca el símbolo del apellido del primer maestre templario
que esta villa, don Pedro Lope de Luna, quien estableció en el
sector más alto de la población –donde hoy se encuentra el edifi cio
conocido como “El Palau”– su residencia; inmueble destinado en
nuestros días a toda clase de actividades culturales. Los templarios,
como nuevos propietarios de la villa, supieron respetar las culturas
no cristianas, en una armonía ejemplar; los hispano-musulmanes
siguieron trabajando la tierra, como expertos agricultores; mientras
los judíos, fueron hábiles artesanos y renombrados médicos.
Aconsejamos entre en el casco antiguo por el sector más alto,
a través del portal de San Roque, que tiene capilla interior; no lejos
de allí, en dirección a la Puerta de San Gregorio, verá una casa
medieval que conserva grabada la cruz de las ocho beatitudes
templaria. En la Plaza Mayor se encuentra la iglesia parroquial,
dedicada a San Bartolomé, uno de los cuatro santos predilectos
del Temple. El templo fue construido en 1210, como lo confi rman
algunos elementos escultóricos; sin embargo, la fábrica que
hoy podemos admirar es de la segunda mitad del siglo XVIII,
siendo la fachada el punto de atracción más importante, con las
columnas salomónicas y la torre sin chapitel, mientras la fi gura
de un San Bartolomé acompañado por un perro adragonado,
recuerda a todos la condición de templaria de esta villa. Al lado,
la Casa Consistorial, monumental edifi cio del s. XVI, en cuyos
bajos estaba la cárcel local, estancia habilitada hoy como Ofi cina
Municipal de Turismo.
Beceite es la antesala de los majestuosos Puertos que llevan
el nombre de esta población. Los amantes del senderismo, de los
espacios naturales de mayor belleza que uno pueda imaginar, de
la fl ora silvestre y de la fauna en estado puro, aquí encuentran su
punto de partida. Por ello, en su visita a esta población no deberá
perder la oportunidad de descubrir, entre otros espacios, los ecosistemas
que caracterizan las cabeceras y riberas de los ríos Matarraña
y Ulldemó, considerados por los biólogos, como los mejor
conservados e importantes de toda Europa. Y si es amante de la
espeleología, no dude en entrar en las grutas de La Figuera, Maravelles,
El Petro, o las fascinantes Gubies del Parrisal y del Regatxol;
tampoco faltan testimonios prehistóricos, como las pinturas rupestres
de La Fenellosa, que se remontan a la Edad del Bronce.
Pero antes de iniciar el descubrimiento de esta fascinante
geografía de montaña y alta montaña, aconsejamos contemple la
belleza de “El Racó del Toscá”, en el sector más meridional de la
población, junto a la fuente de Rabosa, donde podrá admirar
varias cascadas, de las aguas del río Matarraña, que descienden
impetuosas de las altas cumbres. También, si es amante de los
enclaves ocultos, le aconsejamos visite las grutas de “El Cargol”,
donde debió de haber habido un oratorio y centro de iniciación
de los templarios; porque aún se conserva lo que pudo haber
sido el pedestal de una Virgen negra, al lado de un nacedero de
aguas frescas y cristalinas aguas subterráneas. En dirección a El
Parrisal, tan pronto como ha salido del pueblo, verá el trazado
del acueducto del siglo XVI, que canalizaba las aguas que nacen
en la montaña.
Beceite, el rumor del agua
que baja de los Puertos